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Conversamos con Daniel de La Fuente: Doctor en Ciencias Agrarias y Panelista del 1° Congreso Técnico Científico del Avellano
El evento, organizado por AgriChile reunirá a expertos e investigadores para compartir los últimos avances en el cultivo del avellano europeo.
En esta nueva entrega del ciclo de entrevistas a los expositores que estarán en nuestro congreso a realizarse el próximo 19 de junio, conversamos con Daniel de La Fuente, investigador del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca.
Con una destacada trayectoria académica y científica, el Dr. De la Fuente ha contribuido significativamente a investigaciones en necesidades hídricas, energéticas y fijación de carbono del avellano europeo.
¿Cuál es el principal aporte de su investigación o experiencia al desarrollo del cultivo del avellano europeo?
—Nuestro trabajo en CITRA se ha centrado en cuantificar las necesidades hídricas, energéticas y fijación de carbono del avellano europeo (cv. Tonda di Giffoni) mediante técnicas de micrometeorología (torre Eddy Covariance y Surface renewal) y teledetección con modelos biomatematicos. Gracias a ello, hemos podido establecer valores de coeficiente de cultivo (Kc) específicos para distintas fases fenológicas en condiciones mediterráneas de Chile. (actualmente no existe esa información, somos los primeros en desarrollarla)
También nos ha permitido desarrollar modelos biomatematicos que integran datos de variables meteorológicas, imágenes satelitales y medidas de campo para optimizar el riego y mejorar la eficiencia en el uso de agua.
Por otro lado, hemos podido entregar recomendaciones prácticas para programar riegos de precisión, reduciendo el consumo hídrico sin afectar el rendimiento y la calidad del fruto, además de determinar umbrales de estrés hídrico en base a potencial hídrico de xilema.
¿Qué desafíos enfrenta hoy la industria del avellano europeo en términos productivos, ambientales o tecnológicos?
—En terminas productivos creo que gestionar la variabilidad espacial y temporal de la evapotranspiración en huertos con diferente manejo de la cobertura del suelo y diferentes sistemas de riego.
En cuanto al lado ambiental, adaptarse a un clima cada vez más seco y caluroso, con eventos extremos (olas de calor) que alteran las demandas hídricas y pueden afectar la fijación del fruto y calidad.
Finalmente, en cuanto a tecnología sería incorporar herramientas de agricultura digital (sensores de humedad, drones multiespectrales, modelado en la nube) y capacitaciones para que los agricultores puedan interpretarlos y aplicarlos en su día a día.
¿Cómo visualiza el futuro de este cultivo en Chile y a nivel global?
—En Chile veo una expansión sostenida de la superficie de avellano europeo, especialmente en zonas con disponibilidad de agua controlada y sistemas de riego tecnificado. Con modelos predictivos de demanda hídrica y monitoreo remoto será posible optimizar recursos y mantener la competitividad.
A nivel global la demanda mundial de avellanas continúa creciendo (industria alimentaria, chocolates, cosmética). Chile puede posicionarse como proveedor de alta calidad si impulsa estándares de manejo sostenible y valor agregado (procesamiento, trazabilidad, huella hídrica y huella de carbono).
¿Por qué considera relevante la realización de un congreso científico como este para la comunidad agrícola y científica?
—Un congreso como el organizado por AgriChile, facilita la transferencia de conocimiento entre investigadores, extensionistas y productores, promueve la colaboración interdisciplinaria (agronomía, ingeniería, economía), permite visibilizar avances tecnológicos y mejores prácticas que pueden ser adoptadas rápidamente en el campo, y potencia la investigación nacional en el cultivo.
¿Qué valor cree que tiene este espacio para los productores, investigadores y actores de la industria?
—Para productores genera un acceso directo a resultados de investigación aplicada y demostraciones de campo que les ayudan a tomar decisiones informadas.
A nosotros los investigadores nos entrega una oportunidad de validar in situ sus modelos y recibir retroalimentación práctica.
¿Cómo ve el aporte de AgriChile a la generación de conocimiento, al impulso de la innovación y al vínculo entre el mundo académico y el sector productivo?
—AgriChile ha sido un puente fundamental al financiar proyectos de investigación aplicada en el avellano, organizar eventos y publicaciones que difunden avances técnicos y fomentar redes colaborativas entre universidades, centros de investigación y empresas agrícolas.
¿Considera importante abordar nuevas problemáticas técnicas en el manejo del avellano en Chile? ¿Cuáles?
—Sí, algunas áreas que requieren atención urgente son la Huella hídrica y huella de carbono, como por ejemplo determinar el balance hídrico y de carbono en los huertos frente al cambio climático (KPI).
También existen otros como la eficiencia energética donde debemos optimizar el consumo de energía en sistemas de bombeo y procesado, y la cosecha mecanizada, para adaptar maquinaria para cultivos en espaldera y facilitar la recolección sin dañar el árbol ni el grano como en Oregon, USA.